El amplio espectro de los ports, remasters y remakes

Los remasters y revisiones de viejas producciones han sido acogidos por la industria como una forma de lanzar juegos en tiempo récord y no mantenerse alejados del mercado durante el desarrollo de proyectos de mayores magnitudes, y como una oportunidad de acercar títulos clásicos a las nuevas generaciones, ambas de consolas y de jugadores. La honorabilidad de esta cultura de las obras semi-nuevas suele ser un tema candente tanto en artículos de opinión y actualidad, como en conversaciones de tú a tú entre los fanáticos de los videojuegos. Sin embargo, teniendo en cuenta la saturación de títulos remasterizados que llegan al mercado cada año, lo extraño sería que esta cuestión no regresara recurrentemente a la palestra. Aunque los jugadores en muchas ocasiones aplauden y reciben calurosamente el relanzamiento de aquellos títulos que recuerdan con nostalgia, también critican que lo que podría haber sido una práctica puntual para traer de vuelta determinados juegos varados en el pasado, se haya traducido en un aluvión de nuevas versiones de antiguas producciones.

Si bien no sería correcto desvincular de los remasters la buena labor que realizan a la hora de acercar al público obras que, de otra forma, serían prácticamente inaccesibles en la actualidad, lo cierto es que esta fuente de dinero fácil pone a desfilar por el tablón la originalidad y creatividad de determinadas compañías, que parecen aferrarse a la nostalgia de los jugadores como a un clavo ardiendo. La respuesta de muchas desarrolladoras y distribuidoras ante estas críticas ha sido abrazar una nueva forma de elaborar sus reediciones, desdibujando las ya de por sí difusas líneas que separaban términos como remake y remaster, y dando lugar a productos que se postulan casi como híbridos de ambos conceptos, incluyendo no solo notables mejoras gráficas, sino también añadidos a la historia que expanden el universo en el que se desarrolla el título original.

La última en sumarse a esta práctica ha sido 2K, que anunciaba ayer Mafia Trilogy para PlayStation 4, Xbox ONE, Google Stadia y PC, haciéndose notar la ausencia de Nintendo Switch entre las plataformas objetivo. Si bien el breve teaser publicado no revelaba demasiado, y será el 19 de mayo cuando se conocerán más detalles sobre este proyecto, sí que puede apreciarse la increíble mejora gráfica de Mafia: Definitive Edition y Mafia II: Definitive Edition con respecto a sus lanzamientos originales, de 2002 y 2010 respectivamente. Además, también hemos podido conocer que junto con los juegos se incluirán todo sus DLCs, además de añadidos a sus historias y mejoras sustanciales en el gameplay. Esta serie de contenido nuevo hace que sea complicado situar esta trilogía en el espectro, y especialmente a su primera entrega, cuyo lavado de cara a nivel gráfico ha sido construido desde cero, y parece acercarlo más a la idea de remake que a la de remaster, pero que aún desconocemos si se diferenciará lo suficiente del original como para poder denominarse como tal.

Como comentaba unas líneas atrás, si bien la disparidad entre remake, remaster y port siempre ha sido algo confusa, utilizándose muchas veces los tres términos indistintamente, de forma errónea, lo cierto es que trazar los límites entre los tres conceptos se está tornando con en el tiempo en una tarea más complicada, pues las líneas que los separan se vuelven cada vez más difusas. Esta nueva práctica por parte de las empresas de incluir más y más novedades en los videojuegos revisados, hace que, aunque en esencia se trate del mismo producto, los cambios con respecto al original entorpezcan la tarea de clasificarlos bajo esta o aquella etiqueta, lo que ha propiciado que los tres anglicismos mencionados hayan dejado, en cierta medida, de constituir conceptos independientes para conformar un único espectro.

Por supuesto, 2K Games y su Mafia Trilogy no son, ni mucho menos, los primeros en subirse a este carro, al igual que no serán, ni por asomo, los últimos.

No es necesario viajar demasiado hacia atrás en el tiempo para toparnos con Final Fantasy VII REMAKE (2020), obra que, sin adentrarnos en polémicas acerca de lo bien o lo mal que ha sabido abordar los cambios con respecto al producto original, podemos afirmar que define a la perfección la idea de lo que debe ser un remake, y que se situaría al final del espectro: el juego está construido desde cero, y reinventa por completo la obra en la que se inspira, con un nuevo sistema de combate y una nueva forma de contar su historia, que se asemeja más o lo que podríamos esperar de un triple A hoy en día, y que lo adaptan a los tiempos actuales. En el extremo opuesto del espectro, y sin soltar de la mano a Final Fantasy VII, nos encontramos con el port que la obra recibió en PlayStation 4 o Steam, entre otras plataformas y que, más allá de la inclusión del sistema de logros, no presentó cambios sustanciales con respecto a la versión de la primera PlayStation, dejándola inmaculada.

En medio de ambos, encontraríamos el amplio espectro de todo aquello que podría definirse como remaster, con obras que se acercan más a ser un mero port, como las colecciones HD para PlayStation 3 de títulos como God of War o Metal Gear, y obras que se asemejan más al concepto de remake, como la versión de Shadow of the Colossus para PlayStation 4 o el inminente Xenoblade Chronicles: Definitive Edition para Nintendo Switch que, aunque no se reinventan los suficiente como para ser clasificadas como un remake al uso, si se esfuerzan por ofrecer al jugador una obra lo bastante renovada como para hacer que merezca la pena volver a adquirirla.

Regresando a la saga Mafia, e independientemente del nombre con el que decidamos referirnos a este refrito, todo ese contenido inédito hace sin duda más atractiva la idea de hacernos con esta trilogía y añadir estos títulos – de nuevo – a nuestra colección pero que, aún a falta de más información al respecto, nos deja con la incógnita de siempre: ¿son los incentivos que nos ofrece 2K suficientes para volver a pasar por caja? ¿O son, por el contrario, un mero placebo suministrado por la compañía para que nos convenzamos a nosotros mismos de que merece la pena pagar por unos títulos de hace más de diez años, pero con unos gráficos y precio más acordes con el mercado actual?

Por el momento, habrá que esperar al 19 de mayo para comprobarlo.