Para no volver a abrirse

Ya estamos acostumbrados a la volatilidad del medio. No pasan muchos días sin que tengamos que escuchar que se cancela un proyecto, o termina el desarrollo de nuevo contenido para un título. Podríamos pensar que, para juegos con vertiente para un solo jugador, el final del camino significa llegar a un lugar donde se acumula todo lo que este ha sido a lo largo de su vida. Pero por desgracia este no siempre es el caso. Los juegos con exclusividad digital por ejemplo, están condenados a desaparecer algún día, más pronto o más tarde, cuando el último servidor que los contiene se apague para siempre, como es situación con la eShop de 3DS y Wii U.

Pero más extremo es el caso para productos diseñados pensando en el disfrute multijugador, juegos que requieren de acceso contínuo a internet y a un servidor intermedio para poder comenzar a jugar. La propia industria nos acostumbra a que olvidemos sus anteriores lanzamientos con asiduidad, lanzando un nuevo y flamante juego de fútbol cada año para que dejemos de lado el anterior, en el que la mayor diferencia tiene forma de actualizaciones de las plantillas de jugadores. Lo mismo con los shooters anuales, donde cada Call of Duty apuesta por innovar menos que el anterior, con resultados generalmente muy positivos económicamente se refiere. Pero oye, si el sombrero es nuevo ¿cómo voy a volver al anterior?

Pese a esta situación, es normal que nos asalte la nostalgia y nos levantemos una mañana con ganas de liarnos a quickscopes en Modern Warfare 2. Aunque no pensemos mucho en ello, un día querremos repetir esa experiencia que nos marcó de adolescentes y no podremos. Pero no es tan grande la pérdida, debido al sistema de progresión que regía estos títulos antes de la llegada de los pases de batalla. Generalmente los desbloqueos de arma por niveles servían para hacernos sentir que nuestras horas servían para algo, y poco más. Una vez llegado al nivel máximo, lo más normal era volver a empezar de cero, subiendo en uno el nivel de prestigio, hasta casi el infinito. Lo único que se mantenía eran los aspectos de armas, (y el Cigala, el Cigala es para siempre).

Pero existe todo un género centrado en la pequeña progresión, día a día, paso a paso, con una duración casi infinita que padece más duramente esta pérdida: el de los MMORPG. Una de las características habituales de un juego de rol multijugador masivo es el contar con suficiente contenido para que quieras pasar un rato de tu día en su mundo durante aproximadamente el resto de tu vida. Siempre hay algo que hacer, un tesoro por descubrir, una reputación por elevar, una mazmorra por completar… Al menos durante su ciclo vital, puesto que debe llegar un momento donde los desarrolladores digan que “hasta aquí hemos llegado”. Pero siendo que muchas veces nos planteamos que el contenido dejará de renovarse, no concebimos tan habitualmente que este se nos retire. No es ni de lejos el primer caso, pero las puertas de TERA se unen a la del resto de sus compañeras cerradas. Y es que tras diez años de vida, el equipo de desarrollo, Bluehole Studios ha decidido estirar del cable gordo y cerrar para siempre.

En un comunicado oficial, el equipo de Corea del Sur indicaba que ya no se encuentran capacitados para seguir ofreciendo el contenido satisfactorio que el título merece y, en lugar de dejar morir poco a poco a la criatura, cesando la introducción de nuevo contenido, han confirmado el cierre abrupto y definitivo de los servidores oficiales. El próximo 30 de junio, será el fin de TERA, para siempre.

¿Qué nos queda cuando cierra un MMO? Tan sólo una sensación de que todas las horas que hemos invertido, todos los héroes que hemos controlado, los amigos que hemos hecho han desaparecido, están en un lugar ya inaccesible del que sólo no queda una sensación de tiempo perdido. Es cierto que la esencia perdura gracias a los fanes, en servidores privados, pero no es más que un mundo a parte desconectado del que una vez fue el nuestro. Cada vez soy más reticente a perderme en este tipo de mundos virtuales ya que este pensamiento me acosa de forma habitual, y soy consciente de que la diferencia entre divertirse 100 horas en un MMO para que este cierre, y divertirse 100 horas en un título cuya existencia digital puedo “intentar” mantener en un disco duro es más simbólica que real, pero supongo que soy un melancólico empedernido, o un intensito, podéis elegir libremente.

Nunca he jugado a TERA, pero existe toda una lista de MMORPG a los que les he dedicado cientos de horas, lista que irá menguando con el paso del tiempo conforme terminen inevitablemente cerrando. Vive el momento, disfruta de lo que es y no de lo que fue o lo que viene, o eso dicen. Supongo que la teoría es más fácil que la práctica, pero es un mensaje que este cierre no hace más que reforzar.

Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela. La misma flor que hoy admiráis, mañana estará muerta. Walt Whitman