Cada uno de nuestros problemas, son retos

Me encanta pensar en cómo puede ser el futuro. A lo mejor por eso me gusta tanto la ciencia ficción, pero es que me cuesta no ir varios pasos por delante a la hora de imaginar. Divago sobre cuál puede ser la próxima revolución, que aunque antes tardabamos la vida en pasar de una a otra, yo ya he vivido, al menos, dos. La de la información o comunicación y la de los canales de distribución. Amazon y WhatsApp (ojalá fuera Telegram) han supuesto un punto de inflexión en nuestra vidas. Las han cambiado completa y radicalmente. ¡Ah! Y a la espera estamos de ver la siguiente, desplazarnos aún más rápido de lo que ya lo hacemos, que vendrá con la red de Hyperloop.

Llevamos unos cuantos años con la tendencia zombi bien presente en nuestra cultura. Desde series y películas, a literatura y, por supuesto, los videojuegos. Sin embargo, parece que por fin estamos dando los últimos coletazos. Lo siento, pero aquí me confieso: no soy gran fan de los muertos vivientes. En mi caso, las películas que me marcaron de pequeño fueron las de Star Wars, y justo acabo de volver de ver el estreno de Solo.

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Artwork por Reverend Tundra.

La ciencia ficción me enamora. Nuestro imparable impulso de imaginar el futuro y ver cómo, poco a poco, lo que imaginamos se convierte en realidad me emociona mucho. Ver las distintas perspectivas de otros al imaginar avances, en prácticamente cualquier campo, me resulta una delicia y un privilegio. No sólo estoy disfrutando de su visión sobre el futuro, estoy viendo qué problemas tiene esta persona y cómo los afronta. Me agrada aún más que esta buena costumbre no ha sido una tendencia, sino un hábito que ha estado presente a lo largo del tiempo.

ET bike

La fiebre zombi, según mi diario mental, vino junto a la crisis de 2007. Por supuesto, ya había entretenimiento e historias sobre ellos, pero aquí ha vuelto a tener un boom. Parecía que los autores, ante la miseria y dolor que estaban sufriendo muchas familias, junto a lo mucho que ha durado la recesión, buscarán un ecualizador, una tabula rasa. A mi, que suelo ser algo más positivo, no me gusta pensar en la decadencia y suelo ponerme a buscar soluciones o formas de mejorar lo que me sale alrededor.

Es cierto que ha habido ciclos. Tan pronto exploramos los viajes espaciales o la colonización de nuevos mundos como nos preguntamos por nuestras relaciones con los androides. Ahora parece que le toca el turno a las Inteligencias Artificiales. Mientras escribo esto, justo antes de cerrar, las tiendas preparaban la salida al día siguiente de Detroit: Become Human, pero hace unos meses recibimos con los brazos abiertos a Nier Automata, a los espectros de Destiny 2… ya con algo más de tiempo y recorrido Cortana, Glados nos ponía en algún aprieto y Dog nos ayudaba en los niveles de Half-Life. En el anterior ciclo, Skynet nos los puso de corbata, HAL fue un rebelde y Blade Runner traía filosofía a la mesa.

Por fortuna para mi, futuro hay mucho por delante, y nuestra curiosidad innata va a seguir acompañándonos como ha ocurrido desde que nos pusimos de pie para mirar mejor el horizonte, a ver qué pasaría antes de que aconteciese. Por eso celebro cada obra de ciencia ficción. Por lo que han supuesto e inspirado. Por la valentía de compartir su visión y por las ideas que traen para el futuro. Larga vida a la ciencia ficción.