He jump, he attac, but most importantly, he is a kangaroo

Como la sequedad en la boca después de una noche de fiesta, las mascotas de la industria vuelven una y otra vez, por mucho que te jures a ti mismo que no repetirás esta situación “nunca más”. No quedan tan lejanos los remakes de grandes sagas como Crash bandicoot o Spyro, sagas que en su momento revolucionaron las plataformas en tres dimensiones en la primera consola de Sony. Situándonos en los inicios del milenio, toda compañía quería una mascota propia (o varias) para relacionarla de forma directa con la consola de turno. Kao el canguro no es sino un intento más de subirse a la ola, llegando por primera vez al medio en el 2000 para Dreamcast y PC, altamente influenciado por el topo giratorio de Naughty Dog. Para sus entregas posteriores, desviaría su mirada de la saga, intentando acercarse más en su secuela a títulos como Jack and Daxter (también de Naughty Dog) o Spyro, pero manteniendo ciertas bases fijas en sus raíces.  Ahora, unos 17 años después de la última entrega numerada, Kao The Kangaroo 3: Mistery of Volcano, Kao vuelve en forma de reboot, con nuevas historias y aventuras.

Kao the Kangaroo es la vuelta al ruedo de este simpático marsupial, de la mano de Tate Multimedia, evolución de la compañía responsable del título original. Olvidando todos los sucesos de las últimas entregas, el título plantea una historia original en el mundo de Kao. Una historia bastante simple, si me lo permitís, apta para justificar ligeramente el porqué del título y suficientemente simple para que puedan seguirla los más pequeños. Kao se aventurará en busca de su padre y su hermana en un periplo por el mundo, con la única ayuda de unos guantes de boxeo místicos, herencia familiar, junto con las enseñanzas de su maestro. De esta forma tendremos que ir recorriendo los distintos niveles a nuestra disposición (que no son demasiados) para obtener runas que nos permitan el acceso a nuevos niveles.

Repitiendo mis palabras, la historia del juego es bastante simple y el diseño de niveles también. Es cierto que podemos encontrar una variedad considerable de escenarios, emulando todo tipo de biomas, atravesando pasillos estrechos que desembocan en zonas más amplias, pero no destacan por su complejidad. Cada nivel en Kao está planteado para que recorrerlo no sea un desafío, siendo tampoco muy complicado encontrar los distintos coleccionables colados por todas partes del mapa. Pese a que el esfuerzo por encontrarlos no es muy elevado, la poca (o nula) recompensa por hacerlo fomenta que el usuario medio avance rápidamente por los distintos niveles hasta llegar al final. Podemos encontrar monedas repartidas por todas partes con las que comprar mejoras de vida o algún atuendo para nuestro personaje, pero el resto de los elementos tienen un valor prácticamente anecdótico. Quizás los más reseñables sean los pergaminos que nos proporcionarán información del mundo que nos rodea, pero no es algo que me haya quitado el sueño excesivamente. El título hace tan poco caso al worldbuilding del entorno que no tiene demasiado sentido extenderlo artificialmente con líneas de texto en un menú aparte.

Pero bueno, aquí hemos venido a jugar. Esperar de un plataformas en tres dimensiones una historia a la altura de Spielberg o toda una serie de extras es pedirle piedras al olmo. Siempre que la experiencia jugable sea lo suficientemente sólida, es fácil olvidarse del resto de elementos. En este caso, creo que podemos quedarnos en un casi. Jugar a Kao the Kangaroo no ha resultado una experiencia negativa, todo lo contrario, a lo largo de las seis o siete horas que puede alargarse la campaña principal, he pasado un buen rato. Pero eso es todo. No tengo muchos deseos de repetir las distintas zonas, es un viaje que resulta divertido de hacer una vez, y ya. El sistema de control y el diseño de obstáculos parecen diseñados para cumplir los pilares básicos de un juego de plataformas, como elementos tachados de una lista.

Pero junto a los saltos, también podremos usar nuestros puños. Con los guantes de nuestro padre podremos ofrecer combate a todos los enemigos que se pondrán en nuestro camino, presentando en todo momento un reto totalmente asumible. Con un combo básico de puñetazos podremos cargar la energía de nuestros guantes para realizar ataques especiales, o también podremos imbuir nuestros puñetazos de diversos elementos para sortear obstáculos no superables de otra forma. Si nos golpean demasiadas veces, perderemos una vida, pero no ha sido la situación en mi partida, ya que la dificultad del título permite superarlo completo sin asumir ninguna derrota en el ring (chúpate esa Rocky).

El apartado sonoro es quizás el punto en el que más se nota las pequeñas dimensiones del proyecto. Los sonidos ambientales no terminan de resultar satisfactoriamente precisos, y presentan un desequilibrio en cuanto a los niveles de volumen. Pero el mayor problema, al menos en la versión que yo he jugado, es la música. Detrás del título hay toda una serie de pistas diseñadas para el disfrute de los usuarios, pero la implementación en escena deja mucho que desear. La banda sonora puede detenerse de repente en cualquier momento, dejándonos con un silencio algo incomodo o comenzar una nueva pista a todo volumen en mitad de una conversación, impidiéndonos escuchar de que se está hablando. Se trata de un problema menor que fácilmente podrá arreglarse con futuros parches, pero en el momento de probar el título este error estaba sumamente presente.

Kao the Kangaroo está disponible en todas las consolas actuales, tanto de nueva como de anterior generación, Nintendo Switch incluida. Es esta última la versión que he podido probar y la realidad es que se ha tratado de un factor determinante respecto a mi experiencia con el título. Las capacidades de la portátil de Nintendo son reducidas, eso es algo que ya sabemos, pero el port a la consola no le hace justicia ni de lejos al potencial de la máquina. La resolución del juego baja drásticamente en muchas ocasiones hasta situaciones extremas, donde la densidad de píxeles asemeja el entorno a un voxel art. Pero ni con estas bajadas repentinas es posible mantener un framerate estable de 30 cuadros en la mayoría de ocasiones. Esto, en un juego de plataformas, es un factor determinante que me ha impedido disfrutar de la experiencia tal y como estaba planteada. Investigando por internet las versiones del resto de consolas, funcionan de una forma mucho más adecuada a las características del título, lo mismo que en PC.

Entretenimiento directo para pequeños… y no tan pequeños

En resumidas cuentas, Kao the Kangaroo no es la aventura de plataformas del año, quizás tampoco del mes. Corto, simple y sencillo, no se trata de un título que vaya a marcarte, pero se conoce a sí mismo lo suficiente para saber que es lo que tiene que ofrecer, e intenta conseguirlo de la mejor forma posible. Si el objetivo es pasar un buen rato, unas cinco o seis horas de entretenimiento, no se trata de una mala elección, sobre todo si aparecen los pequeños de la casa en la ecuación. Funcional, podríamos decir. Pero no es capaz de llegar a los márgenes que podíamos esperar en las sagas en las que se inspira. De hecho, la portada del título recuerda en su diseño y fuente a la cuarta entrega numerada de Crash Bandicoot, título notablemente superior a él en prácticamente todos los apartados, y que acaba haciéndole sombra; un flaco favor. Pero bueno, Kao es un canguro, el marsupial más molón de todos. Eso no se puede superar.


Esta crítica se ha realizado con una copia digital para Nintendo Switch cedido por Meridiem Games.