¿Sobreinformación? ¿Desconfianza? ¿Desastre comunicativo?

Desconozco si esto es algo que afecta a la comunidad a nivel global, o se trata más de una percepción personal, pero este año tengo la sensación de que hay una gran cantidad de juegos que están pasando desapercibidos a niveles que podrían llegar a considerarse insultantes. Y no, no estoy hablando de juegos indies que no llegan a llamar la atención por la desmesurada competencia que hay en el nicho, sino que afecta a proyectos de gran presupuesto, siendo el protagonista de hoy Pikmin Bloom. Esta adaptación de la franquicia de Nintendo al formato instaurado por Pokémon Go, anunciado el pasado mes de marzo, y que tras un pequeño anuncio (literalmente) la semana pasada con el se marcaba su lanzamiento en Australia y Singapur, ha llegado hoy a Europa sin ningún tipo de repercusión.

Desarrollado por Niantic (por lo que no hay excusa en el plano jugable, si es que hay algo a destacar en ese sentido en Pokémon Go), esta iteración no pretende innovar en la fórmula que ha bañado al estudio y a Nintendo en billetes, pero cualquiera diría que la escasa, por no decir nula, promoción de este título apuntaría a que no hay un excesivo interés en que la propuesta triunfe. Esto podría estar motivado por un agotamiento de la base que lo sustenta, con la mayoría de imitaciones ya cerradas o con el anuncio correspondiente ya oficializado, pero precisamente eso podría ser un mayor motivo de peso para reforzar el departamento de comunicación del juego para dar la vuelta a la tortilla, ¿no?

Sin embargo, en la introducción del artículo mencionaba que empiezo a sentir que esto empieza a ser algo global. Y Call of Duty: Vanguard es el ejemplo perfecto para esto, y es algo que me ¿molesta? Llamadme raro, pero que la nueva entrega de una licencia que hasta hace no mucho marcaba récords de ventas y recaudación año tras año llegue en apenas 3 días y no haya apenas publicidad al respecto, me hace sospechar. Sí, puede que en este caso concreto sea una consecuencia de la situación interna de Activision y estén intentando mantener un perfil bajo, pero lo cierto es que su contraparte publicada por Electronic Arts, Battlefield 2042, tampoco va mucho más allá.

¿Es esto un reflejo de la industria y el exceso de títulos publicados por parte de la misma? ¿Es por desconfianza de editores en el éxito de sus propios productos (a los que, recordemos, dan luz verde tanto en su concepción como en su publicación)? ¿Es simplemente una consecuencia de la sociedad y la sobreinformación a la que nos enfrentamos día a día? ¿O un fracaso de campañas publicitarias a niveles descomunales? ¿Se ha tirado la toalla a la hora de publicitar algunos proyectos, confiando en un éxito ya garantizado por su renombre, o asumiendo que será un fracaso fruto de la coyuntura actual?

Son muchas preguntas y probablemente no puedan responderse ni de manera conjunta ni por separado, pero si alguien que considera que (humildemente) está informado acerca de lo que ocurre en la industria del videojuego se entera por sorpresa de la llegada de algunos de los títulos que deberían marcar la campaña navideña, puede que el problema no esté en el usuario, sino sea algo global de la industria.