En Hogwarts siempre se prestará ayuda a quien la merezca

Uno de los problemas principales del marketing y la promoción que sufre la industria del videojuego cada vez más en los últimos años es la excesiva antelación con la que se dan según que anuncios. Los motivos son variados, y pueden ir desde decisiones tomadas para aumentar la cotización de una empresa en bolsa, sacar cuanto antes la campaña de reservas correspondiente para que empiece a entrar dinero en la caja cuanto antes, o presiones de editores o socios comerciales para marcar terreno frente a su competencia. En el caso de Hogwarts Legacy, anunciado en septiembre del año 2020 pero rumoreado desde bastantes años más atrás, y fechado inicialmente para 2021 (como resulta evidente, no se cumplió la previsión, y llegará a las consolas de nueva generación y PC para estas navidades), no hay un motivo concreto para que haya pasado tanto tiempo desde la oficialización de su existencia hasta que hemos visto algo tangible. Sí, la pandemia ha dilatado la sensación del tiempo, pero no por ello cambia que ha pasado prácticamente año y medio hasta que se ha mostrado Hogwarts Legacy.

¿Qué se ha mostrado?

Para empezar, no hace falta engañar a nadie, el tráiler es puro fan service. No tanto por referencias a la serie de libros o a las adaptaciones cinematográficas (que también las tiene, pero no son el punto central del tráiler ni mucho menos), sino porque es lo que todo fan del universo hubiera querido en los diferentes videojuegos que se han ido publicando en las distintas plataformas. Y porque nunca lo han sido, bien sea por limitaciones técnicas, decisiones de diseño, o planteamiento subyugados a seguir la trama de las películas en vez de hacer un videojuego con alma propia. ¿Mundo abierto con posibilidad de explorar Hogwarts a nuestro aire? Presente. ¿Apartado gráfico imponente (si bien no será un nuevo referente en este sentido, sí será cuanto menos competente)? Presente. ¿Respeto (al menos aparente) al funcionamiento y asignaturas de la Escuela de Magia y Hechicería más famosa del mundo? Presente. ¿Sistema de combate con profundidad y que no implique aporrear botones sin ton ni son? Presente. ¿Posibilidad de utilizar Avada Kedavra y hacer una ruta genocida como si de Megalovania se tratara? Presente.

Podría ponerme a desgranar el tráiler frame a frame, pero no es siquiera necesario. En mi lista personal de deseos para este año, Hogwarts Legacy acaba de barrer a Pokémon Escarlata y Púrpura (ni confirmo ni desmiento que me haga ilusión por la capacidad creativa que implica ambientarlo en la Península Ibérica) a varios kilómetros de distancia como mi juego más esperado del año. Ambos tienen en común que son franquicias que han marcado mi infancia y adolescencia, y por motivos diferentes, vuelven a ilusionarme. Y eso no es fácil. Por otro lado, y aunque a nivel de promoción el juego está claramente ligado a PlayStation (tanto anuncio como primer tráiler de gameplay se han mostrado en sendos State of Play), el juego se publicará en PlayStation 4 y 5,  Xbox One y Series X|S, Nintendo Switch y PC. En otras palabras, en todas las plataformas actuales. Y sí, parece que va a haber según qué elementos, como el Quidditch, que no van a estar presentes. No sé como lo encajarán a nivel argumental, ya que el deporte mágico se desarrolla a partir del siglo XIII, y Hogwarts Legacy se desarrolla en el siglo XIX, pero puede que nos sorprendan o busquen alguna justifiación a nivel argumental.

Sin embargo, lo que sí me parece un acierto es desligarse de la historia original. Sin presencia de “el niño que sobrevivió”, ni siquiera probablemente de personajes emblemáticos como Albus Dumbledore (nacido en 1881, según el año elegido por Portkey Games, puede que se le nombre de pasada), pero de esta manera, hay una libertad creativa más amplia, sin estar constreñidos por un canon que respetar (o que quemar abiertamente como hacen las películas de Animales Fantásticos). Lo que sí, como es evidente, es que por el lógico uso de propia licencia de Wizarding World, J. K. Rowling está metida, aunque sea de perfil y de manera indirecta, metida en el ajo.

Hay ya iniciativas perfectas para abarcar este tipo de situaciones (en las que el autor evoluciona hacia posiciones, por decirlo de manera educada, censurables), y aunque las apoye, lo cierto es que, partiendo de la base de que no puede haber consumo ético de ningún contenido, lo mejor es darles toda la difusión posible y que tengan el mayor alcance, pero sabiendo que un boicot no solo va a ser inefectivo sino que también inviable. Los sueldos de los empleados, por suerte, no peligran, pero si se puede ayudar a los colectivos a los que J. K. Rowling desprecia, es algo que nunca está de más. Queda por ver el modelo de negocio que siguen (aunque huele a Game as a Service que tira para atrás), pero creo sinceramente que Hogwarts Legacy de momento me va a hacer sentir como un niño pequeño. Y sale en Navidades. Regalo perfecto.