Wizards, assemble!

Qué bonito es ver como destrozan algo que adoras poco a poco aquellos mismos que lo han creado; como retorcer la fórmula una y otra vez acaba saturando a muchos y los pocos que quedan son fanáticos que lo defenderán a capa y espada y se tragarán cualquier cosa. Esto es lo que pasó con Harry Potter, saga de la que fui seguidor, y no digo fan porque los fans de esta saga son de lo más tóxico que he conocido en mi vida, como Hermione pero mal: una vez me insultaron por confundirme de nombre y no saber no sé qué tontería de un perro. Lo típico. Sin embargo, este juego parece ser todo lo contrario a eso: un juego sencillo, accesible y muy cuidado, que sí que parece mostrar cariño hacia lo que está tratando.

Potterhead se nace, no se hace

Este es un juego de los creadores de Pokémon Go e Ingress, Niantic, así que os podéis esperar la misma fórmula. Sin embargo, se han cubierto las espaldas para este lanzamiento, dando la información necesaria en cada momento y con un lanzamiento menos abrupto que su predecesor. Aquí no se siente que falte contenido ni que esté sin pulir, ya que han aprendido de sus errores: hasta donde he podido ver, la historia es una chorrada que sirve como excusa para el juego en sí y tenemos distintas misiones, tanto diarias como especiales. La historia viene a ser que han liberado un hechizo muy malo muy malo y que está dando por saco a distintas criaturas del mundo mágico, a las cuales tendremos que ayudar nosotros que somos muy buenos muy buenos. También está el detalle menor de que se han liberado en el mundo muggle o no-mágico, pero eso es una nimiedad.

Interfaz en la “batalla” con la realidad aumentada activada.

La captura (o liberación) de las distintas criaturas se clasifica en niveles, y se realiza dibujando el conjuro en la pantalla, y según lo bien que lo hagamos y nuestro nivel nos será más fácil o por el contrario más complicado. Estos hechizos cuestan puntos mágicos, los cuales se irán recuperando yendo a tabernas e invernaderos (lo equivalente a pokeparadas). También hay torres en las que podremos llevar a cabo desafíos (como los gimnasios), aunque hay opción de hacerlas con gente. Como véis, es muy parecido a Pokémon Go en su estructura, solo que con esta temática mágica; en vez de incubadoras, tendremos los trasladores, que solo se activan caminando. A lo largo de nuestro camino podremos recoger ingredientes para hacer pociones que nos ayuden en nuestra misión.

De nuevo, lo más bonito es ver el cariño que le han puesto. Saben a quienes están apelando, así que hay tonterías como sacarse una foto con la marca de Harry porque todos soñamos que nuestros padres mueran a manos del Señor Oscuro, ¿verdad? Pero que nos quiten lo bailao, este juego sí que se siente que estás metido en el mundo mágico (reitero que solo he podido jugarlo un par de horas). La ambientación es genial y está llena de detalles, como la tienda temática, la ingente cantidad de opciones a la hora de crear tu varita o el absurdo debate del doblaje reflejado en que, en España, está el español latino como idioma predeterminado. El modo de realidad aumentada es una pasada, y las animaciones son exclusivas de cada criatura en concreto, y no me refiero a que muevan una pata como en Pokémon Go, sino que aquí ves a Snape encerrado en una botella y le ves esforzándose por salir de ella. Seguramente no vaya a tener la misma repercusión que tuvo Pokémon en su día, al ser una saga no tan conocida y que cansa ya a mucha gente, pero es un bonito regalo a los fans y, por supuesto, a aquellos que llevan esperando algo decente desde la película de El Cáliz de Fuego.