"Es el misterio del Tango de la Muerte"

Llega Halloween, esa maravillosa época del año donde los niños se disfrazan de cosas y los adultos tienen una excusa para salir de fiesta y acostarse tarde. Es la época de las calabazas, los fantasmas y, por supuesto, los esqueletos y la Muerte. Aquí en Europa, concretamente en España, suele reducirse a lo dicho en la primera frase, y aunque suele ser un evento que me da bastante igual el terror es uno de mis géneros favoritos. Felix the Reaper es todo lo contrario a eso, es un juego simpaticón que sabe hacer de la muerte más trágica un chiste, o incluso peor, un trabajo bien hecho; porque hay que ganarse el bocata de cada día y uno hace lo que puede y, sobre todo, se tiene la esperanza de reunirse o al menos saludar a un ser querido.

Manny Calavera de Grim Fandango me enamora, la Muerte de Mundodisco me parece genial, pero definitivamente Felix es mi espíritu cálcico. Daedalic nunca deja de sorprenderme, tanto de desarrolladora como distribuidora, y el juego de Kong Orange no ha sido una excepción a su plantel. En el controlamos a Felix, que ya os digo que vais a comprar un peluche de este buen señor a la que salga, y es que para tener un trabajo como el suyo hacen falta agallas y creatividad. Agallas porque a nadie en el mundo le gusta quitar una vida, y creatividad porque moverte por casillas al ritmo de una playlist espectacular lleva su tiempo. El pobre Felix, sin embargo, no es que haga esto por gusto, sino porque allá donde está la muerte también está la vida, y es que su amada está justo en el otro bando, mira tú por donde, y siempre tiene la esperanza de encontrársela en alguno de sus encargos.

El juego consiste en pequeños niveles que darán pie a la muerte de un personaje. Los niveles están organizados por las casillas anteriormente mencionadas, aunque este juego tiene un giro, y es que la Muerte está a simple vista pero ya sea por desagradable o por distraídos muchas veces nos olvidamos de ella: por ello, solo puedes moverte por aquellos sitios a los que le de la sombra, pasando desapercibidos (todo lo desapercibido que puede pasar un esbirro de la Muerte regordete y bailongo). El juego gira en torno a dichas sombras, y a partir de ahí se van construyendo el resto de mecánicas. Encontraremos barriles, montones de madera o cajas que podemos colocar y apilar para que nos de más sombra en casillas que elijamos, incluso hacerlas más grandes. Eso sí, podemos cambiar la orientación del sol en dos direcciones para conseguir desplazarnos de un lado a otro. Además de esto encontraremos botones que mueven carros, agujeros que nos llevarán a otras partes del mapa y más aparatos que nos ayudarán a avanzar en estos niveles.

Todo elogio es poco para el peculiar apartado artístico.

El juego de por sí, a nivel mecánico, no es más que eso, pero lo que han conseguido hacer con algo tan simple es para quitarse el sombrero. Los niveles son cortos, sí, pero que te digan que te los puedes pasar en dos minutos no quita que la primera vez puedas llegar a estar 20, y te va a dar bastante igual, porque el movimiento de Félix es hipnótico. Sus secuencias de baile están grabadas por bailarines reales, y da gusto verlas. Si los cuadros en movimiento de Harry Potter existieran en la vida real os adelanto que tendría una foto de Felix en la mesilla de noche. Esto viene acompañado de una banda sonora que va tocando distintos géneros, pero en ningún momento distrae o taladra, y si ese es el caso puedes cambiarla directamente desde el menú de pausa. Hablando de arte, el apartado visual es una delicia, con ese rollo de dibujo animado que sabes que algo no va bien pero es demasiado cuco como para ponerle alguna pega o preocuparte demasiado.

Mover el esqueleto nunca tuvo tanto sentido

El juego consta de 6 historias, cada una con unos 5 niveles, que añaden mecánicas nuevas a medida que avancemos. Pasa de ser algo sencillo y asequible a toda una odisea en unos pocos niveles, y es que una de las poquísimas pegas que tengo con este juego, si no la única, se resume en que no te explican apenas nada. Tienes un tutorial que te enseña cómo moverte y poco más, pero lo que hacen algunos botones o simplemente que puedes apilar cosas te aparece en pantallas de carga y a veces no sabes si es simplemente un dibujo para adornar o si tiene algún significado real. Está bien descubrir por ti mismo cómo funcionan las mecánicas y sus posibilidades, pero en un juego de puzles tan complicado como Felix the Reaper se me atraganta mucho. Sin embargo, conozco gente que no ha tenido mucho problema, así que igual yo soy un poco zote o muy despistado. Por suerte, para aquellos que nos atascamos y frutramos con facilidad, tenemos la oportunidad de obtener una pequeña pista de nuestro siguiente movimiento. La pista en sí te dice “tiene que estar esto aquí”, pero no te indica el camino ni nada. La única guía que tenemos para saber si vamos por el camino correcto es que al realizar algunas acciones concretas la pista se iluminará, indicando que nos estamos acercando.

Para aquellos que piensan que “no es tan complicado” tienen la oportunidad de jugar la llamada “versión extrema” de cada nivel. Esto consiste en no poder volver al anterior movimiento correcto y sin pistas, y a su vez recoger algunas monedas que habrá por el escenario, y creedme que fácil no es. Si aún así tenemos ganas de más, en cada nivel podemos conseguir tres sellos al completar un desafío de tiempo, del número de veces que hemos acabado en el sol, de los giros del mismo, número de movimientos, etc. Estos sellos nos abrirán la puerta a nuevos desafíos extra, pero no te bloquean la historia ni nada por el estilo. Un detallito que me ha encantado es que te dan información sobre la representación de la Muerte en nuestra cultura, por que la imaginamos de esa forma y qué nos ha llevado a ello. Felix the Reaper es un juego corto pero sesudo que, aunque escala en dificultad demasiado rápido tampoco es que quiera hacerte la vida imposible. Te permite elegir a qué tipo de reto quieres enfrentarte, sin limitarte como lo harían otros juegos por el número de sellos que consigues, por ejemplo. Si quieres exprimir su jugo al máximo adelante, pero sabes en todo momento a lo que te atienes. Con todo, es un juego verdaderamente sólido, con retos complicados pero asequibles, pero que sabe liberarte de la frustración gracias a lo tranquilo que es todo allí. Felix, estás en mi corazón.