La consolidación (esperemos) de una tendencia

A veces, las mayores (y en ocasiones, mejores) noticias llegan siempre por sorpresa. Y puede que no sean los anuncios con un mayor impacto mediático, pero lo cierto es que, sin que nadie lo esperara, el anuncio de que Bravely Default II llegará a PC (a través de Steam) el próximo 2 de septiembre, más allá de una sorpresa, puede ser la confirmación de una tendencia que, con suerte, se mantendrá y ampliará a lo largo de los próximos años, que no es otra que el lanzamiento confirmado (y en el mejor de los casos, simultáneo) de los títulos nipones más importantes en PC, más allá de la prácticamente siempre garantizada publicación en consolas.

Octopath Traveler 3Y es que no hace tanto, los títulos desarrollados y producidos en Japón que pudieran ser considerados de nicho, directamente no llegaban a compatibles. Evidentemente, en este contexto cabe destacar que Steam y demás tiendas digitales aún no tenían consolidada la posición de la que disponen ahora, pero más allá de este factor, lo cierto es que en Japón nunca se le ha tenido demasiado cariño al PC como plataforma para consumo de videojuegos. Más allá de las tendencias nacionalistas de Japón en lo cultural (cuyas consecuencias en el medio darían para decenas, si no centenas, de artículos), lo cierto es que Microsoft, ni con sus ordenadores ni con Xbox, ha gozado nunca de un éxito arrollador en el país del Sol Naciente, y puede que esto se deba a que la industria de los ordenadores, a nivel comercial, ha estado habitualmente dominada por empresas estadounidenses. Pero esto va más allá. Incluso el MSX, un estándar creado por empresas japonesas, tampoco llegaron a ser todo lo que apuntaban en un primer instante.

Y si ponemos la cámara rápida hasta hace apenas unos años, podemos recordar la infame versión de Dark Souls para PC (arreglada por la comunidad, todo sea dicho, con el mod DSfix), o la sorpresa de los propios desarrolladores cada vez que algún título daba el salto a la plataforma, ante la buena recepción y las ventas que solían acaparar (incluso con versiones justitas en lo técnico).

Un excelente ejemplo de esto es Bayonetta, que con su lanzamiento original en PlayStation 3 y Xbox 360 allá por 2009, daba el salto a Windows en 2017, en lo que sería una de las primeras tomas de contacto de Platinum Games, para hacer de la excepción la norma con el resto de sus proyectos (como, quitando exclusivas como Bayonetta 2, ocurrió con The Wonderful 101, por contraponer un ejemplo de título original para una consola de Nintendo) ante la buena recepción tanto de ventas como de crítica.

E indudablemente, más allá de temáticas extravagantes, si existe un género que se puede considerar de nicho en Japón, son los JRPG, con sus fórmulas casi milimétricas (con las variaciones correspondientes para diferenciar cada título, evidentemente) que en ocasiones han supuesto una losa demasiado grande para el lanzamiento internacional de lo que ahora se consideran joyas de culto. Y es la publicación de estos títulos lo que me anima a pensar que estos “prejuicios” a una plataforma que ha logrado desmentir, de cara tanto a jugadores como desarrolladores, muchos de sus mitos (piratería, dificultad de uso, exigencia por parte de los usuarios, etc…), con Octopath Traveller en un primer momento, y con Bravely Default II como ¿confirmación?


Por más que siempre se aluda a que en Asia, y de forma más concreta en Japón, con Nintendo como mayor exponente, van a su bola, sin seguir las tendencias de consumo del videojuego a nivel occidental, parece que por lo menos, como usuarios, sí que poco a poco vamos a poder ir recibiendo todos esos títulos en una de las plataformas más accesibles para todos los usuarios (si omitimos teléfonos móviles y equivalentes), con lo que, para variar mi pesimismo habitual para con la industria del videojuego, esta vez, salimos ganando. Y creo que, por una vez, nadie sale perdiendo con estas decisiones.